Pues tras esta aventura en INOTAWA, al llegar a la chacra de Julio, nos dedicamos a descansar, a tomárnoslo con tranquilidad, y a echar una mano en que Julio terminara algunos ajustes de su casa, que en estos días todavía no tenía mosquiteras, ni paredes, ni otras muchas cosas que necesitaría, pues en un par de días llegaban su Gina y Camanti, su mujer y su niña.
La familia al completo en la casa
Así que estos últimos días en Puerto Maldonado, fueron mucho más relajados, pero siempre con cosas nuevas. Yo ya me había desquitado, tras coger el caimán, y pegarnos esa gran aventura, y tras tantos días de madrugones, y dormir ni cinco horas al día, pues me lo tome con más calma.
Cogiendo mis bichillos, aprendiendo a coger la moto de Julio, que es de marchas, y yo no tenía ni idea, así que aprendí un poco, y me dí mis vueltas yo solito por la Selva, llegue incluso hasta el kilómetro 11, hasta la Reserva de Animales donde se encontraban el Oso Hormiguero, un mono aullador, tortugas, y muchos otros animales en recuperación.
Boa Constrictor o Mantona
Yo con la Boa Constrictor o Mantona
Esa fue otra pequeña aventura para mí, moverme solo en moto por las carreteras de allí en moto; otra prueba superada.
Una de las carreteras transitadas en moto
También me dedique a conocer el Pueblo, Puerto Maldonado, al que solo íbamos a comprar algunos víveres, como pan y algunas otras cosillas, y a lavar mi ropa, jeje, que llevaba un par de mudas, y allí pues con la humedad, al cabo de unas horas, ya esta tanto empapada de sudor, como llena de tierra, barro, y de todo, pero con mucho gusto, jeje.
En Puerto Maldonado, me dedique a visitar la ciudad en general, y me gusto muchísimo las vistas que habían desde el Obelisco, o Mirador de la Biodiversidad que también se llama, desde el cual tienes la posibilidad de ver toda la Ciudad, y ver como no es más que un pequeño punto en medio de la Gran Selva, en medio de la Amazonía Peruana.
Obelisco o Mirador de la Biodiversidad
También se podía ver la unión del Río Madre de Dios con el Río Tambopata, los cuales, había navegado una pequeña parte de ellos, y espero vuelva a hacerlo en un futuro.
Vistas de la Ciudad desde el Obelisco
La verdad me quede en lo alto del Obelisco durante bastante tiempo, viendo como se movía la gente por su ciudad, por sus calles, y viendo que estábamos en medio de la Gran Amazonía, ya que cuando estas a ras de suelo, lo ves directamente, eres consciente, pero cuando los ves desde esta otra perspectiva, se ve lo pequeñísimos que somos, lo insignificantes, y como toda la ciudad funciona en un caótico orden, porque es así.
Vistas de la Ciudad y la Selva desde el Obelisco
Cuando recorría las calles, me hubiera gustado ser invisible, no interferir con la gente, por el hecho de hacer fotos, no me atreví sacar más que algunas cuantas de las personas, ya que me daba la sensación de estar robándoles parte de ellos, un trocito de su vida, y me parecía un poco como una falta de respeto el hacer fotos de la gente sin su permiso.
Azul sobre azul
Sin embargo, pues al contrario que cuando estoy con las fotos, lo que me gusta no es ser invisible, es empaparme de la gente de la ciudad, hablar con ellos, bueno, más que hablar, escuchar sus historias, su día a día, y como en todos sitios, hay gente de todo tipo, pero hay historias sobrecogedoras e increíbles.
Bueno, tampoco quiero contar mucho más, que me alargo demasiado, jeje, solo decir, que me lleve una gran y grata sorpresa con el País, con mis amigos, y con todo lo que me rodeaba.
Crepusculo en algun lugar de la Selva en Puerto Maldonado
Recuerdo perfectamente la última noche, que fuimos a cenar a Puerto, y luego nos fuimos con unas botellas de vino a las orillas del Río Tambopata, con la luna llena, todos tirados allí en medio de la Selva, fue mágico, y trágico, pues no se me iba de la cabeza, que era mi última noche en la Selva.
Al día siguiente, muy a mi pesar, llegó mi hora de la vuelta, fue una despedida rápida, y no pude hacerlo de toda la gente que hubiese querido, pero ya estaba nervioso con las horas que me quedaban de viaje, y además, ocurrió un hecho que hizo que se alteraran todos los vuelos y las compañías. Fue el terremoto de Chile, esa misma mañana que me volvía, e incluso hablaban que podía producirse un maremoto, el cual al final no tuvo lugar, pero se cancelaron muchísimos vuelos, y por supuesto, a Santiago de Chile, puesto que parte del aeropuerto se vio directamente afectada.
Aeropuerto de Puerto Maldonado
A mi pues me sobrecogió pues por una pareja de chilenos que conocí en Puerto Maldonado, los cuales estaban de Cooperación por unas semanas, y volvían precisamente ese día a Su País. No supe que les ocurriría al final, y si sus familiares fueron directamente afectados, si pudieron volver.
Al final, tras el caos que hubo durante unas horas en el Aeropuerto, debido a que se vieron afectados servicios informáticos, conseguí coger el vuelo, y emprender la vuelta a España, de noche, sobre un mar de nubes, viendo más cerca que nunca la luna llena, pues estaba a 10000 metros de altitud, casi podía tocarla.
Y aquí, acabo esta aventura por Latinoamérica, por Perú, que espero, sea la primera muchas más.
Bienvenido
Hace 6 años
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