Bien temprano me desperte con un calor asfixiante, ya que apagan la luz de noche y no teniamos aire acondicionado, asi que me levante y me fui a la piscina, me di un baño, hice unas fotos e intente dormir otro rato.
Luego, ya despertaron los amigos, desayunamos, y nos preparamos para coger camino hasta Bouarfa.
Pasamos por zonas cercanas a Er Rachidia, donde se pueden tener estas vistas y hacerte una idea de lo que es un oasis en Marruecos.
Pasamos por otras zonas como esta montaña, que ya pertenece a Argelia, es decir, hemos ido gran parte del viaje colindando con la frontera con Argelía.
Ya anocheciendo llegamos a la zona de Bouarfa, y nada mas entrar en el pueblo, en medio de la carretera un trapelus, eso hacía presagiar una buena noche, pues ademas era un día caluroso pero nublado, y habiamos encontrado tambien una falsa cobra atropellada, y lagartijas activas.
Cuando seguiamos por la carretera, se nos cruza otra serpiente, esta vez una culebra diademada, y no podiamos estar mas contentos y nerviosos.
Por lo que decidimos ir a un lugar donde suele verse la vibora cornuda, y nada mas llegar, lo primero, una tormenta de arena nos cogio, y tuvimos que irnos sl coche.
Al poco, salimos de nuevo y lo primero que vemos es un stenodactylus petrii, un gecko que no sabiamos si había sido citado aqui hasta el momento.
Y ya empezamos a ver que había gran actividad de fauna, a pesar del fuerte viento, viendo muchas tarentolas deserti, una especie de salamanquesa, pero de gran tamaño.
Y nada mas comenzar, veo un rastro, y enseguida, la primera vibora cornuda. Ya estabamos muy muy nerviosos buscando mas.
Desde ese momento, comenzó la odisea de las viviras, al final vimos hasta 11, y tambien rastro de otras 4, y podiamos haber visto muchas mas, pero decidimos descansar, aunque antes yo me fui solo un rato, viendo 2 mas de esas 11, y rastros de 3 mas, porque ya paró el viento, y era facil seguir los mismos.
Una de las viboras que vimos, tal como estaba.
Yo manejando una vibora.
Ya tras las fotos me fui a la cama, contento por haber podido presenciar una noche tan propicia para los reptiles.